Préndele fuego a lo convencional
El caos y el ritmo agitado son dos de las principales características de la sociedad actual. Es la súper era de la información, del contenido, de la tecnología. En nuestras manos podemos responder correos importantes al mismo tiempo que hacemos una videollamada a nuestra familia que se encuentra lejos. La vida va a mil por hora.
Aunado a este panorama, también se encuentra un fenómeno. La cultura empresarial está dirigiéndose a una revolución que compromete más lo emocional. Es decir, los empleados son el motor de una empresa pero también son personas y tienen que ser tratadas como tal.
Estos cambios son importantes entenderlos como una oportunidad de generar transformaciones importantes. Sin ello, sin tener el impulso de producirlo, sin ese deseo, nos quedaremos atrás mientras vemos a los otros evolucionar.
José Carlos Arroyo Sánchez, asesor, consultor, filósofo de carrera con Máster en Dirección General de Recursos Humanos, con estudios en coaching y asesoría filosófica, y también autor del libro, Préndele fuego a lo convencional, nos insta a prepararnos para enfrentar en donde la palabra “cambio” es la única constante. De nada vale seguir con el modelo tradicional, es momento de romper los paradigmas e ir hacia un camino completamente diferente.
Pensar fuera de la caja
La crisis económica de hace 10 años nos demostró que nada es seguro y que el orden las cosas siempre cambiará, ya que esto también está influenciado por las personas.
Pensar fuera de la caja y desechar el modelo tradicional empresarial, será una medida que garantizará la permanencia de nuestra empresa al mismo tiempo que nos moldeamos en una era en donde el caos es lo reinante. De lo contrario, estamos condenados a quedarnos relegados.
Desde ese momento histórico, los modelos sociales y económicos han cambiado. Ha surgido la inquietud de construir nuevos conceptos en donde involucren a los empleados y que estos ya no sean considerados como un número más sino como una pieza importante para el funcionamiento de las operaciones.
Arroyo Sánchez indica que las empresas tienen que apoyarse en la llamada inteligencia emocional y el raciocinio. Dos herramientas que pueden trabajar entre sí para la generación de un ambiente en donde involucre más lo emocional.
¿A qué se debe esto? Una razón muy sencilla. Bien se sabe que el objetivo principal de una compañía es generar resultados económicos positivos, pero eso sólo se logra cuando las personas se sientas identificadas y felices en sus puestos de trabajo.
Por otro lado, aunque esta premisa suena ideal –y de cierta manera así es-, actualmente sigue vigente ese modelo tradicional en donde sólo se valoran los resultados positivos y, de no existir, se remueve ese elemento que se considera inútil. Al final, eso se traduce en trabajadores desmotivados.
Vivimos en la época del intercambio, del equilibrio de los elementos para aprovechar lo mejor y del poder sacar partido de dos componentes que se pensaban opuestos. Esta es el momento de ir un paso hacia adelante para ofrecer entornos en donde prevalezca la constante colaboración entre empleador-empleado. ¿Difícil? Sin duda, pero no es imposible.
«¡Préndele Fuego A Lo Convencional!«, de José Carlos Arroyo Sánchez