Tu principal resistencia al cambio reside en tu propio cuerpo. El motivo es que todo lo que piensas y sientes está destinado a reforzar tu metabolismo celular. La segunda resistencia se encuentra en el nivel de las relaciones. Muchas relaciones están basadas en contratos negativos. Si decides modificar estos las personas involucradas se sienten extrañadas y tratan de que todo vuelva a ser como antes.