Muchos de nosotros no vivimos nuestro potencial por miedo a que los demás se den cuenta que no somos tan buenos. En realidad nadie lo es. Cuando nos enamoramos del proceso de crecer el síndrome del impostor desaparece.
Muchos de nosotros no vivimos nuestro potencial por miedo a que los demás se den cuenta que no somos tan buenos. En realidad nadie lo es. Cuando nos enamoramos del proceso de crecer el síndrome del impostor desaparece.