Todo lo que nos ocurre está motivado por algo, así que, mientras nos ocurre, debemos disfrutar de esos momentos y aprender a centrarnos de tal forma en ellos, que no exista nada más. Nuestra atención debe ser completa hacia ese momento; así nuestros sentidos transmitirán las sensaciones que nos hacen sentirnos vivos. Mientras tanto, el tiempo y las circunstancias se encargan de aportar a la vida los condimentos que le faltan. La paciencia es el arte que complemente a cada disfrute que generamos.