Winston Churchill decía que el éxito consiste en aprender a ir de fracaso en fracaso. Cuando aprendemos de nuestros desaciertos creamos un fenómeno de retroalimentación positiva en el que el rendimiento aumenta y el gasto energético se reduce. Además, tenemos que comprometernos con actividades que nos aporten valor, que sean asequibles, que elijamos libremente y que realicemos de forma sistemática.