El trabajador del conocimiento toma decisiones, es decir, no se limita a cumplir órdenes. Además, asume responsabilidades y está al servicio de los demás. El valor que aporta a la empresa depende de lo que otros hagan con su conocimiento y su tarea es compleja pues implica una constante innovación. Para aprender de manera continua y usar la imaginación con maestría sabe cómo escuchar los mensajes de su alma.